Influjo de Venus y elogio de amor: Arcipreste de Hita. Libro de Buen Amor.
Bajo el signo de Venus muchos nacen: su vida
es amar las mujeres, nunca se les olvida;
trabajan y se afanan sin tregua, sin medida
y los más no consiguen la prenda tan querida.
En este signo tal creo que yo nací;
procuré servir siempre a las que conocí,
el bien que me causaron no desagradecí
y a muchas serví mucho y nada conseguí.
Puesto que he comprobado ser mi destino tal,
es servir a las damas mi aspiración total;
aunque comer no pueda la pera del peral r
el sentarse a la sombra es placer comunal.
Muchas noblezas tiene quien sirve a la mujer
lozano y hablador y sincero ha de ser;
quien es bueno no debe a las damas temer,
que, si causan pesares, también nos dan placer.
Amor hace sutil a quien es hombre rudo;
convierte en elocuente al que antes era mudo,
quien antes fue cobarde, después todo lo pudo;
al perezoso obliga a ser presto y agudo.
Al joven le mantiene en fuerte madurez;
disimula en el viejo mucho de su vejez,
hace blanco y hermoso al negro como pez;
el Amor da prestancia a quien vale una nuez.
Aquel que tiene amores, por muy feo que sea
y lo mismo su dama, adorada aunque fea,
el uno como el otro no hay cosa que vea
que tan bien le parezca ni que tanto desea.
El babieca y el torpe, el necio y el muy pobre
a su amiga parece muy bueno y rico hombre,
más noble que los otros; por tanto, todo hombre
cuando pierda un amor, otro en seguida cobre.
Pues aunque esté sujeto a un signo de natura
igual a la del mío, afirma una escritura
que buen esfuerzo vence a la mala ventura
y a toda pera verde el tiempo la madura.
Una falta le hallo al Amor poderoso
la cuál a vos, señoras, descubrirla no oso;
pero no me toméis por decidor medroso,
aquí está: que el Amor es un gran mentiroso.
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